Orejas de Soplillo

Solucionar las orejas de soplillo es más sencillo de lo que parece

Hoy en día, hasta un 5% de la población occidental nace con las orejas prominentes, una deformidad que hace que estas personas soporten comentarios y burlas a lo largo de su vida. No obstante, hoy en día se puede corregir.

Hay muchas anomalías de la oreja que no se descubren hasta después del nacimiento. De hecho, tan solo un 60% de las orejas prominentes se detectan al nacer. Las deformidades graves de la oreja, como por ejemplo sería una deformidad o la carencia de la oreja como tal, son menos frecuentes.

Deformidades más habituales en las orejas

La deformidad más habitual en las orejas son las orejas de soplillo. Éstas se definen como una curvatura define como una curvatura deficiente de un pliegue conocido antehelix, o una profundidad excesiva de la concha de la oreja.

Otras deformidades habituales son las orejas con pliegues, los apéndices de piel, la presencia del cartílago delante de la oreja.

No obstante, ante la presencia de estos problemas no se debe dramatizar, y tanto los padres como los hijos deben afrontar y asumir la prominencia como una característica variable de la normalidad. Si bien es cierto que los estudios señalan que tener unas orejas prominentes pueden afectar en el desarrollo personal, en el autoestima y en el desarrollo psicosocial, aunque asumirla con normalidad es lo más recomendable.

Soluciones a las deformidades en las orejas

Cuando existen deformidades y pliegues anómalos en la oreja, la mayoría de los pacientes consideran las medidas no quirúrgicas como el principal método a seguir. De hecho, éstas suelen responder si se aplican de forma correcta y a tiempo.

Así, existen dispositivos que permiten mantener una correcta posición adecuada durante un gran espacio de tiempo en las etapas iniciales de la vida. Estos dispositivos han de estar compuestos por material no irritante y sin presionar en exceso la oreja, ya que la piel que la protege puede resultar dañada.

Lo ideal es empezar lo antes posible. Si hablamos de bebés, su cartílago es maleable, por lo que se registran buenas respuestas a estos dispositivos en pacientes de hasta cinco años. En el caso de que el bebé sea tratado durante el primer mes, la deformidad puede estar corregida a las seis semanas. Si se hace en el primer año, la anomalía se corrige en algo más de un par de meses. En etapas posteriores, la aplicación del dispositivo se extiende más en el tiempo.

Otoplastia, la solución quirúrgica a los problemas en la oreja

El objetivo de la otoplastia es mejorar la forma de la oreja. Existen diversas técnicas de aplicar esta técnica, aunque la más habitual consiste en realizar incisiones lineales en el pliegue posterior de la oreja, despegándose posteriormente la piel del cartílago para modificar su forma mediante una combinación de incisiones y suturas internas.

A su vez, en los últimos tiempos se ha avanzado en la otoplastia sin cicatrices, que se realiza a través de punciones, con instrumentos con un reducido diámetro y con suturas. Ambas técnicas se llevan a cabo con anestesia local y sin sedación, aunque en niños muy pequeños o muy nerviosos se opta por sedar o por anestesia general.

En este caso, la técnica no produce cicatrices lineales, y la piel situada tras la oreja queda intacta. A su vez, tras la intervención la posibilidad de sufrir un sangrado excesivo, un hematoma o una infección es muy baja, por no decir que prácticamente nula. El paciente abandonará el quirófano sin vendas, y podrá volver al mundo laboral o al colegio apenas 48 horas de someterse a la intervención.

Escrito por: Dr. Javier Cerqueiro Mosquera - 09.06.2018.

Fuente: https://www.topdoctors.es